viernes, 14 de diciembre de 2012

Jamás dejamos de perder.


La probabilidad de perder algún objeto en esta vida es próxima al 50%, la probabilidad de perder a algún ser querido en esta vida es de un 100%, la probabilidad de perderlos para siempre en algunas ocasiones depende de Dios y en otras depende de uno mismo. Nadie tiene la posibilidad de corregir a la muerte ni de pedirle beneplácito para que algún ser querido se quede a nuestro lado por más tiempo del que ella estime conveniente, pero sí está en nuestras manos la labor de impedir que se alejen de nuestro espacio. Podemos hacerlo todo o no hacer nada, podemos dar la vida por alguien y podemos desperdiciar el tiempo en que podríamos aprovecharlos, podemos malgastar la vida, las alegrías, los buenos momentos o tal vez podemos hacer de cada segundo un universo de energías atrayentes que nos permitan disfrutar de la compañía del ser amado. Podemos hacer tantas cosas o quedarnos de brazos cruzados, lo que sí es sabido es que cada quien actúa a su propio modo, lo lamentable es que cuando pasa el tiempo nos damos cuenta de que debimos hacer todo lo contrario. Desafortunadamente siempre las primeras decisiones son las incorrectas, siempre que actuamos por impulso o arrebato terminamos cometiendo errores garrafales, las personas tenemos una capacidad innata para arruinarlo todo y para arruinarles la vida a otros también. Cuando se está enojado hacemos y decimos lo que no queremos, ahuyentamos a las personas que queremos o que nos aman y destruimos el avance de varios procesos solo por arrebatarnos un par de segundos. ¿Qué tienen de positivo ser tajante y obstinado a la vez?... ¿qué beneficios acarrea la hostilidad que desentrañamos ante los demás?... en primera instancia ni siquiera pensamos en respondernos aquellas preguntas antes de actuar, tristemente nos damos cuenta de que no nos sirve para nada, una vez que todo se ha perdido o que no existen las vueltas en 360 grados para las oportunidades que da la vida.
                Definitivamente nunca dejamos de perder, perdemos grandes amores, familiares, amigos, oportunidades, opciones, tiempo y beneficios; la lista podría crecer aún más pero creo que mientras leen automáticamente van sumando argumentos a mi idea. Pienso que si tuviésemos la capacidad de escuchar consejos, de meditar dos veces como mínimo antes de actuar, si no nos complicáramos tanto buscándole la validación a cada estupidez que hacemos nuestra vida sería un tanto más amena y más fácil de llevar.
                La razón por la que empecé a escribir esto es en su mayoría motivo de haberme dado cuenta de lo mucho que he perdido y de las mil formas en que también me han perdido, esto es una conclusión meditativa en cuanto a lo que ha pasado con mi vida durante los últimos 6 meses y haciendo un recuento de todo aquello que ya no forma parte de mi vida, creo que las personas son lo único que quisiera volver a rescatar; para rescatar a algunas ya se hizo tarde, para querer intentarlo aún no, pero la verdad es que son tantos los dejados atrás y tan pocos los que aún me interesan que la verdad es que ni siquiera sé si vale la pena intentar mover los ladrillos de la pared que forje a mi alrededor para evitar la cercanía de los demás. Otro aspecto que medité, fue el haber estado con personas que no veían valor alguno en mí, haber visto como resbalé de las manos de un sujeto tal y como resbalaría una clase de objeto sin valor, que no da para devolverse a buscarlo ni para provocar la falta o la ausencia de mi existir en esas personas, pensé en mi hija, en la falta que le haría a ella, comparé mi desvalorización ante los demás con la necesidad que mi hija tiene de mí y me sentí finalmente grandiosa, perfecta, amada y valorada, sentí también el dolor que me provocaría no tenerla entre mis brazos, sentí finalmente que estoy aquí para ella y ella para mí, pues de solo imaginar que algún día la perdiera, mi mundo comenzó a girar desesperadamente dentro de mi cabeza y las lágrimas me ahogaron antes de salir, estaba tan concentrada pensando en mi vida que imaginé casi de modo real todo lo que pasaría conmigo si no pudiese ver nunca más los ojos de mi princesa, entendí parte de mi vida, parte de mis sueños y motivaciones, conseguí sentirme amada sin límites por la criatura que yo cree, a la que le di la vida y he alimentado sobre mi regazo durante un poco más de un año. Sentí que puede faltarme cualquier persona en este mundo menos ella, pueden alejarse de mi todos los que no quieran mi presencia, puedo perder mil objetos, mil personajes, mil amores, a toda mi familia pero nada ni nadie será tan valioso como lo es ella. Los amores perdidos no duelen nada en comparación con la traumante idea de perder las caricias y el amor de mi bebé, perder a alguien que decidió perderme a mi primero es algo netamente superable y no es importante en absotuto en comparación con alguien tan valioso, proveniente y creado desde el centro mismo de la palabra amor.
                Nunca dejamos de perder, pero si hemos de perderlo todo, prefiero haberlo perdido luego de haberlo aprovechado sin límites y habiendo agotado su valor y utilidad en la medida en que el amor absorba cada milésima de las células que compongan ese todo.

viernes, 7 de diciembre de 2012

El amor y sus dos caras

”Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella… Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás para siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado… que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo, te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando. Pero te aseguro que no pasarás una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más… Todos saben de qué estoy hablando, por que mientras están leyendo estas lineas, se les ha venido su nombre a la cabeza… te librarás de él ó de ella dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (la sustituirás por la calma) pero te aseguro que no pasará un día en que no desees que este aquí para perturbarte
es mas menos lo que acabamos de hablar
para perturbarte. Porque a veces se desprende más energía discutiendo con alguien que amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.”
Paulo Coelho.