viernes, 25 de julio de 2014

Eres mi treinta de febrero.

Me tomé el día para acordarme de ti, pensé cuanto quise en todas las cosas buenas que puedo destacar de mi experiencia contigo y déjame decirte que jamás pensé que fuesen tantas. Nunca me di cuenta realmente de lo mucho que me gustabas, quizás, como todo ser humano presté mas atención a tus defectos y deje un poco de lado las cosas buenas que habían incrustadas en ti.

Lo primero y mas importante era tu sencillez, la poca importancia que le dabas a tu apariencia y como a pesar de eso para mi eras indudablemente deseable. A veces me resultabas mas antojadizo que la misma comida... ya sabes como me gusta comer y aún así no me podía aburrir de tu sabor a hombre curioso y asustado, sabor de niño jugando a ser macho, ese sabor netamente tuyo que ni siquiera he intentado buscar en otros brazos.

Me gustaba tu extraña forma de ser poeta, y como impactabas mis momentos lejanos a ti con algún mensaje sin sentido que al mismo tiempo lo expresaba todo y dejaba claro que yo revoloteaba en tus cesos de algún particular y exquisito modo.

Me atraían como imanes a escalas espaciales tus manos, tu boca y tus ojos raros casi femeninos, tus piernas, tu estatura precisa y tu pelo castaño, tu voz suave y agradable, tu risa explosiva y repentina, el aroma de tu piel, el molde que te daba la forma, tus mañas y alegrías, tus penas y fracasos, tus frustraciones compartidas y hasta el color de tu aura casi tornasol, mas impregnada de índigo que de un solo color. Cada vello de tu cuerpo, tus besos que calzaban tan bien con los míos, tus hormonas revoloteadas y esparcidas en tu ánimo, tu cuello siempre dispuesto a recibir mis susurros y mis besos, tus lagrimas perdidas, el sonido de tu llanto, tu ceño fruncido y tus celos sin sentido, tu mas mínimo escándalo y como si fuese poco... otra vez tus manos, las mismas que aprendieron a tocarme siguiendo mis dictados, sí, no puedes negar que fui yo quien te enseñó a tocarme y a mirarme, a tentarte aunque me odiaras y a no poder resistir mi presencia sin tener permiso a tocarme. 

Como me gustaban tus abrazos y del mismo modo colgarme de tu cuello y aferrarme a tu cuerpo como si no te hubiese visto durante largos y desesperantes años. Me gustaban las siestas que ofrecías en tu regazo, en tu cuarto y bajo la sutil paz que emanaba de tu respiración. Y tu locura controlada, esa que no hacía daño a nadie, la que aun no se desbordaba y sacaba solo sonrisas y carcajadas producto de tu sincera e incomparable magia... tu locura inocente, tus chascarros en los peores momentos, que aunque debieron apartarme provocando vergüenza ajena, mas me acercaron a ti producto de aquella extraña y solo tuya inocencia.

Me gustaban tus ganas de sentirte amado, de idealizar tu mundo perfecto a mi lado, tus ganas de hacerme creer en la fantasía de que eras perfecto solo para que no me fuera de tu alcance, o de tu lado. Esa mentira que tenía buenas intenciones y que se te escapó poco a poco de las manos. Me gustaba tu encanto, tu ternura, incluso esa que aparecía en tus bailes descoordinados, tu mala mano para la cocina y tu desesperación cuando ofrecía ayudarte o enseñarte, tu fascinación por las ruedas y tu inteligencia de cavernícola que se transformaba cuando realmente querías aprender algo. Tus logros, tus proposiciones cumplidas, tu manía compradora compulsiva, tu apetito y tus ganas de dormir... Dormir contigo era sinónimo de dormir abrazados, yo te correteaba y al rato de mí ya estabas pegado. Tus chistes fomes que siempre lograban hacerme reír de pura ternura, tu osadía, lo valiente que siempre te encontré, y lo segura que me hacías sentir si estaba contigo revoloteando en cualquier calle, tu coraje frente a cualquier insecto o animal, eres el único hombre que conozco que no le teme a ningún animal. Tus manos, siempre pienso en tus manos... como si fuesen una obra de arte costosa y única... aun me gustan tus manos. 

Me gusta tu corazón, a pesar de que lo dejes envuelto en óxido y restos de rencor. Yo conozco tu corazón y se desholleja cuando me siente cerca, porque conmigo se siente seguro y se vuelve a cubrir cuando de mi te alejas y lucha contigo y con el mundo, y no concuerda con lo que quieres o pretendes ser y no combina contigo y te confunde y te limita y te libera y te contrae con la misma fuerza extrema hacia el bien y el mal. Me gustaba a conchos ese extraño corazón.

Me gustabas tanto, tanto, tantísimo... Pero lamento con el alma que ya no existas.


martes, 15 de julio de 2014

Parte de ti.

Ya no importa si mis ojos están abiertos o cerrados, al final siempre es tu rostro el que veo.Ya no importa si te pienso o te olvido, a fin de cuentas todo sigue tratándose de ti. Ya no importa la forma en que te evito, seguiré de algún modo contigo porque soy parte de ti, como la conciencia, como la vida y la muerte. Ya toqué a tu puerta y te envolví con la mirada, te atrape en un abrazo y te sofoqué con  la parte mas avasalladora de mi amor, Ya nos cruzamos en esta vida, aunque no del mismo modo que en las anteriores, se que en otras me amaste mucho mas, e incluso en otras yo te amé mejor, se que en alguna de ellas yo ni siquiera te quise, mientras tu morías de amor por mi. Ya no importa nada de nada, yo seguiré tranquila porque se que en la próxima esquina de nuestras vidas coincidiremos en un beso embrujado y sabremos de que se trata realmente el amor.